Comencé mi aventura con la fotografía a los 20 años, en 1976, en Francia. En ese momento estaba practicando fotografía callejera durante el día, trabajando como taxista durante la noche y como asistente de un fotógrafo publicitario durante los fines de semana. Todo eso para ganarse la vida en París.

Cuatro años más tarde, tuve que elegir entre la Fotografía y la Filosofía, por lo que decidí dedicarme a la Filosofía. Nunca dejé de tomar fotos con la cámara, pero durante los siguientes 29 años, practiqué la fotografía más como un «aficionado devoto» que como profesional. En 1986 me mudé a Tel-Aviv, Israel, donde fundé la filial local de la escuela de filosofía de Nueva Acrópolis. Unos veinte años más tarde, en 2008, volví a la fotografía, agregándole mi experiencia filosófica.

Para mí, la filosofía es lo que revela el significado de la vida. El arte es la forma que he elegido para enfocar este significado. La cámara es el medio que utilizo para captar la belleza oculta presente en la vida, a nuestro alrededor, y mis fotografías me permiten hacer visible esta belleza invisible y ofrecerla para que todos la vean.

Esta combinación específica de Filosofía y Fotografía también se destaca en el blog que mantengo, llamado blog «Fotosofía», así como en el álbum-libro también llamado Fotosofía y en una exposición con el mismo nombre, que presenta veintiún grabados y que actualmente se exhibe por todo el mundo.

Todos esos «productos de Fotosofía», el blog, el libro y la exposición, se presentan, como este sitio web, en cuatro idiomas: inglés, hebreo, francés y español.

Como fotógrafo de la calle, utilizo el aspecto técnico de la cámara como instrumento para expresar mi visión filosófica y forma de vida. Por lo tanto, uso un equipo mínimo: una cámara de fotograma completo de una sola lente (28 mm). Sin flash, sin trípode y sin efectos artificiales…. Solo un filtro UV transparente para proteger la lente. Siempre tomo la foto en modo «Manual», lo que deja la decisión técnica al fotógrafo, y no al software.

Creo que el aspecto técnico debería ser lo más «transparente» posible, para no ocultar la esencia de la imagen. Esto significa que dominarlo es esencial, porque solo así se puede olvidar el aspecto técnico. Es la única manera en que el fotógrafo puede enfocar sus sentimientos e intuiciones en su arte.

Una imagen es mucho más que la forma en que una persona puede describirla. Lo más importante en una imagen es invisible. Es una emoción, un sentimiento, una nostalgia, una armonía. Para mí una buena foto no refleja la subjetividad del fotógrafo. Captura el estado de un momento particular, el momento en el que el fotógrafo eligió cerrar el obturador, y este momento se elige porque el fotógrafo lo reconoce, ya sea consciente o no, como un «momento decisivo». Quiero decir que lo más significativo no es que la imagen se tomó en un momento y lugar determinados, sino que esta imagen puede transmitir una calidad de vida específica, ya sea a través de la armonía, la belleza o cualquier otro sentimiento elevado y profundo.

Así es como entiendo el Arte.

Por lo tanto, ser fotógrafo es para mí una forma de vida filosófica, y cada foto tomada es una experiencia espiritual, no en un sentido religioso o místico, sino en permitirme acercarme a la belleza, que, siguiendo a Platón, considero como un aspecto de la verdad.

Pierre Poulain