Mantener el centro significa no dejarnos influenciar por las circunstancias externas e internas. Significa no permitir que nuestras emociones y nuestras opiniones – ambas siempre subjetivas – nos controlen. La Inteligencia y la Imaginación deben prevalecer.

La inteligencia no es opiniones, es discernimiento. Es el poder de ver la realidad como realmente es, más allá de los muchos velos y capas. Y la imaginación no es fantasía.

La imaginación es el poder de trazar un camino claro entre el presente y el futuro, entre lo que es y lo que podría ser. Tanto la Inteligencia como la Imaginación pertenecen a todos los seres humanos, pero no todos las cultivan.

Para ello, uno tiene que estar en su centro y luchar por mantenerlo, no alejarse de él, aunque todo dentro de nosotros y a nuestro alrededor tienda a iniciar un movimiento. Como la roca de esta fotografía. No se moverá… a pesar de todo.