Me gustan mucho los lugares, como el metro -aquí en el Metro de París- donde a menudo hay la oportunidad de tomar fotos que muestran una gran combinación de personas, y reflejarlas en ventanas, vidrios y espejos.

Cuando miramos las fotografías, a veces nos ofrecen una escena que parece romper la realidad, y nos lleva un momento procesar lo que nuestros ojos ven. ¿La imagen de la mujer de la derecha es un reflejo? ¿Está dentro de otro tren parado justo al lado?

Es como un juego mental, una especie de laberinto. La respuesta por sí misma no es tan importante, pero lo que importa es hacer la pregunta, y considerar que nuestros sentidos pueden ser engañados y que la realidad no es siempre lo que parece… como estar en la Cueva del Mito Platónico. Las apariencias están por todas partes. Saber esto es el primer paso, ya que nos da perspectiva en relación con nuestra propia certeza.