Apuesto a que no necesito ponerte al día sobre la presencia de un nuevo virus mortal, de amplia difusión, llamado «Covid19» (Corona). Te has enterado, ¿verdad? Claro que sí. ¡Quién no lo ha hecho!  Para no oír hablar de ello, tendríamos que haber sido como la niña de la imagen y cerrar los oídos… y tal vez también los ojos, para no ver a la gente con extrañas máscaras blancas en sus caras.

Ahora en serio: No soy médico, y no me corresponde hablar de los peligros específicos de este virus. Claramente estamos enfrentando una epidemia, y una probable pandemia. ¿Es bueno? Por supuesto que no. ¿Es peligroso? Sí, creo que sí. ¿Es mortal? Sí, eso ya es un hecho. No intentaré comparar la mortandad de este virus con otras causas mortales, como cualquier otra enfermedad, incluso la gripe, la guerra, los crímenes o los accidentes de tráfico. No tengo las estadísticas y de todas formas este no es mi punto.

Mi punto es el siguiente: cuando nos enfrentamos al peligro, ¿debemos seguir la reacción instintiva que consiste en protegernos antes que cualquier otro criterio, o debemos tener en cuenta que somos parte de la humanidad y que tal situación desafía la esencia de nuestra identidad? En pocas palabras: ¿es legítimo crear una separación para protegernos a nosotros mismos, a nuestro país y a nuestra gente cerrando las fronteras y negando la entrada a los «extraños» por miedo a que «infecten» nuestro país… o debemos enfrentarnos a este desafío todos juntos, compartiendo recursos e inteligencia, pero también considerando al «extraño» como, en primer lugar, un hermano en la humanidad, un alma necesitada de ayuda y un deber -para nosotros- de responder a este llamado?

Ya hay demasiados muros en nuestras tierras y en nuestras mentes. La separación destruye la unidad, la belleza de la vida, y fortalece el miedo, el egoísmo y la ignorancia. Nunca es demasiado tarde para actuar con la humanidad, con una mente y un corazón abiertos. ¡Ya es suficiente! El Covid19 es un peligro, pero perder nuestra humanidad es un peligro mucho más mortal.