Desde arriba, podemos ver con una perspectiva más profunda. Podemos beneficiarnos de una visión más global, y percibir elementos que se nos ocultan mientras permanecemos en el suelo. Permite que nuestra visión sea menos subjetiva, para captar lo que ven otras personas, y así tener más posibilidades de compartir y elaborar un diálogo con ellas.

Desde arriba, podemos oír los sonidos que vienen de lejos. Escapamos del círculo de opiniones de los que están cerca de nosotros, y descubrimos que hay más sonidos que escuchar, opiniones diferentes que pertenecen a personas diferentes y a círculos más amplios.

Desde arriba, tenemos una conciencia más clara. Podemos escapar del polvo y la oscuridad, y reducir nuestra distancia del sol. Al acercarnos a la luz, podemos reconocer con mayor naturalidad la oscuridad en la que cíclicamente caemos: la oscuridad de nuestras debilidades personales, sean las que sean, porque cada uno tiene las suyas. La luz nos recuerda que hay un sol por encima de las nubes y nos da la voluntad de convertirnos en lo que queremos ser.

Por lo tanto, la única pregunta que realmente importa es: ¿cómo podemos elevar nuestra conciencia? Creo que la respuesta debe ser descubierta por aquellos que tienen la necesidad de buscar. Si un niño puede subirse a un árbol y descubrir el mundo desde arriba, ¿por qué no podemos nosotros?