Esta fotografía fue tomada en Curitiba, Brasil, hace unos años. Múltiples ventanas separan la calle de un «patio» interior donde los niños jugaban. Cada ventana refleja una porción separada de la realidad -es lo suficientemente transparente como para ver a los niños del otro lado- y al mismo tiempo actúa como un espejo, reflejando partes de la calle.

El resultado es un mosaico viviente, un rompecabezas viviente. Pero a pesar de esta sensación de ‘mosaico’, la realidad es una. Es que no la vemos de esta manera.

Debemos recordar esto cuando nos relacionamos con otras personas: tan diferentes como parecemos ser los unos de los otros – La Humanidad es Una.