¿Cuánto tiempo seguiremos viviendo sin un abrazo? Lo sé, la pandemia está aquí y si algo es seguro, es que realmente no tenemos ni idea de cuánto tiempo se quedará. Así que, por el momento, tenemos que vivir con ella. Y de hecho podemos, nos adaptamos. Por supuesto, hay muchos desafíos, y millones de personas se enfrentan a la incertidumbre financiera y sanitaria. ¿Tengo «la» solución? No, no la tengo. Sólo puedo decir que cualesquiera que sean las dificultades, por muy grande que parezca el reto, tenemos que seguir cuidando de la vida, y no olvidar que estar vivo también significa salud psicológica, mental y espiritual.

Y esos aspectos de la vida no están directamente afectados por el virus: dependen de nosotros. Nosotros decidimos si dejamos que las circunstancias reales afecten a esos aspectos esenciales de nuestra humanidad y hasta qué punto lo hacemos. Nosotros tenemos el control aquí, ¡no el Covid!

Podemos estar enfermos, tener síntomas extraños después de estar aparentemente curados, perder nuestro poder económico, y para muchos, el resultado puede ser dramático. Pero como siempre ocurre en la vida, la elección de cómo reaccionar ante esos desafíos es siempre nuestra.

Un filósofo escribió que «No hay nada imposible, sólo gente con limitaciones». Me tomó muchos años y experiencias en la vida para comprender y aceptar esto, pero hoy estoy de acuerdo. También considero que todos nosotros, los seres humanos, somos limitados. Pero una limitación no sólo debe ser contemplada, sino que está aquí para señalarnos la posibilidad de expansión: al romper la limitación, expandimos nuestra conciencia e influimos en las situaciones con las que nos encontramos en la vida.

¿Cómo se relaciona con el desafío real al que nos enfrentamos? Erradicar el virus no depende de nosotros, pero podemos elegir cómo reaccionar cuando nos ataca. Mantener nuestro bienestar económico no depende de nosotros, pero elegir si caerse en la depresión o más bien pararse y ser creativo, sí depende de nosotros. ¿Fácil? No, en absoluto. A veces parece imposible, pero incluso entonces, es una limitación, y por lo tanto puede ser superada.

¿Y qué hay del abrazo? Echamos de menos abrazar a los amigos y a la familia, hoy, pero con el recuerdo del pasado y nuestra imaginación enfocada hacia el futuro, el presente se convierte en un momento fugaz entre el pasado y el futuro, en lugar de limitarnos y convertirse en todo nuestro mundo.