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Meditación en el lago

¿Debemos considerar esta fotografía como un paisaje “urbano” o “natural”? El lago – aquí está el lago Leman en Lausana, Suiza – el cielo y las nubes son elementos naturales. El muro de hormigón en el que está sentado este hombre, así como las dos estructuras metálicas verticales a cada lado de la imagen, son de esencia urbana.

En el centro y en el medio -hay un hombre y su bicicleta. Pueden encajar tanto en el paisaje natural como en el urbano.

La naturaleza y lo urbano se oponen con demasiada frecuencia. Las personas que viven en la ciudad “escapan” a la naturaleza durante el fin de semana. Los que viven en pequeños pueblos, junto a los campos, van de vez en cuando al centro comercial de la ciudad para satisfacer sus necesidades comerciales.

Esta fotografía me recuerda que no siempre fue así: Una vez, el mundo Natural y el Humano no se oponían entre sí, sino que se complementaban. Las filosofías antiguas nos recuerdan tres niveles distintos de realidad, más conocidos bajo los nombres griegos de Agros, Ágora y Acrópolis.

Agros es el nivel más bajo. El reinado de la naturaleza: Son los campos que rodean la ciudad, el dominio de la agricultura.
Ágora es el plano intermedio. Aquí, los hombres viven y mueren. Es la ciudad, el lugar donde la gente estudia, ama, crea y produce. El Ágora es el Lugar Público donde se discuten los asuntos de la comunidad y donde existe la esencia de la Política.

Acrópolis es el nivel más alto, la ciudad superior, el sitio dedicado a los Templos, a la Filosofía y a la Espiritualidad. Solía dar un sentido y una dirección, y yo añadiría, una Identidad y un Ideal a seguir a la gente del Ágora.

En otras palabras, Agros es el nivel físico, el griego “Soma”. El Ágora se corresponde con la “Psique”, los sentimientos y el intelecto, y la Acrópolis con el “Nous”, la conciencia espiritual – no específicamente religiosa – pero más allá de la mente racional.

Los tres constituyen juntos una Unidad viviente. Un mundo donde no hay separación entre la Cultura y la Naturaleza, porque ambas tienen un propósito mayor: la Vida.

Hoy la Acrópolis ha desaparecido. La espiritualidad se confunde demasiado a menudo con la religión y la naturaleza se opone a la cultura. Hemos perdido el elemento unificador, como podemos observar fácilmente en la Política, que hoy en día no es más que el caos de opiniones divergentes, la mayoría de ellas producidas por intereses superficiales, subjetivos y personales.

Muy pocas personas están realmente dispuestas a servir al interés común.

Por cierto, el término «Idiota», del griego «Idiotes», se refiere al ciudadano privado de Atenas. El ciudadano que solo se ocupaba de sus propios asuntos y no acudía al Ágora para participar en los asuntos de la ciudad, la comunidad y el conjunto. El idiota es, pues, el que se aísla, el que se aleja de una visión global y de una cultura general. En cierto modo, el idiota está en la base de demasiados de los llamados ciudadanos de hoy.

Tal vez esto es lo que me conmovió en esta fotografía. Me imagino a este hombre en la muralla, en medio de la ciudad, habiendo encontrado una manera de recuperar el contacto con la naturaleza. Una manera de reunir lo que ha sido dividido; una manera de luchar contra la separación;
Una forma de desafiar la idiotez.