Esto es lo que uno tiene que enfrentar para comprar un boleto en una estación de tren en Japón. A mí me parece bastante… complejo. No sólo porque no leo japonés, sino por todas la pantallas, los diagramas, los colores, las muchas máquinas y opciones diferentes. Espero que sea sólo una cuestión cultural, e imagino que para un japonés, elegir un destino y comprar un boleto es algo obvio y simple.

Me hace pensar en la importancia de nuestros filtros culturales, las formas en que nos percibimos a nosotros mismos, a otras personas y al mundo que nos rodea. Sabiendo que todos tenemos nuestros propios filtros, ¿cómo podemos establecer una comunicación clara y fluida cuando nos encontramos con una cultura diferente, un paradigma diferente, y personas que filtrarán e interpretarán genuinamente nuestras palabras y acciones de acuerdo con sus propios percepciones? ¿Cómo no presuponer, no interpretar las emociones, pensamientos e intenciones de un extranjero de acuerdo con nuestra propia cultura?

La única respuesta que tengo es que primero debemos ser conscientes de este desafío, y luego debemos querer abordarlo con paciencia, tolerancia y empatía. ¿Fácil? No. ¿Posible?… sí, ¡por supuesto!