El mundo que conocíamos ya no existe. El mundo está cambiando y, a primera vista, no para mejor. Por todas partes hay motivos para preocuparse: si se trata de Política, Ecología, Inmigración, Arte, Comunicación, Educación, etc…. parece que a gran escala – por decirlo de forma sencilla – la Humanidad está en juego.

Hay suficientes razones para caer en la desesperación, pero a vecez, cuando menos lo esperas, aparece una chispa de esperanza. Este año, en París, tuve el honor de presentar tres fotos de la serie «Fotosofía» en la exposición internacional de arte del «Salon d’Automne».

A mi lado en la exposición había un hombre extraño llamado «AJ». Vino de Santa Fe, en Nuevo México, y presentó algunas fotos relacionadas con «Identidades ocultas». AJ significa Abraham Jacob, y se define como un «Navajo Ashkenazi» – su madre es uno de los indios Navajo de las tribus nativas americanas, y su padre un judío Ashkenazi de Europa. (Encuéntralo en Internet, busquen a AJ Goldman).

En el último de los cuarto días de exposición le ofrecí a AJ que intercambiáramos correos electrónicos, así que me dio su tarjeta de presentación en la que estaba impresa una de sus fotos, una foto que me gustó mucho. Al recibir la tarjeta, le dije: «Genial, me gusta mucho esta foto» y él me contestó: «Entonces es tuya». Pensé que se refería a la tarjeta de visita, pero no estaba seguro y le pregunté: «¿Quieres decir que la tarjeta es mía, verdad?” y él respondió: «No, me refiero a la foto». Le pregunté «¿Por qué?» Y él dijo: «Porque te gusta»….. Le respondí: «Ya veo, ¿y no te gustan mis fotos?». Me dijo que le gustaba mucho una de ellas, así que le dije: «Bueno, es tuya».

Así que al final, regresé a Israel con una de sus fotos y él regresó a Santa Fe con una de las mías. Lo importante aquí es abrir el corazón, la falta de interés y cálculo egoísta y la capacidad de compartir y ofrecer algo valioso a un extraño, sólo porque descubras que al hacerlo, puedes aumentar la felicidad.

La humanidad sigue en pie, y experiencias como ésta nos muestran que a pesar de la locura de nuestros tiempos actuales, todavía hay esperanza de un futuro mejor porque un corazón abierto es una de las armas más poderosas que uno puede tener.